Paula de Eguiluz fue una mujer curandera afrodescendiente en el siglo XVII. Fue juzgada por brujería tres veces. Era una reconocida profesional de la salud en una de las ciudades esclavistas más grandes del Nuevo Mundo. Ella tuvo un impacto importante en la comunidad de curanderos africanos.
De Eguiluz nació en Santo Domingo. Su madre, Guiomar, era una mujer esclava de un hombre llamado Diego de Leguizamón. De Eguiluz vivió en esta casa con su madre hasta su adolescencia, cuando fue comprada por Íñigo de Otaza. Fue esclavizada por él durante muchos años hasta que fue vendida a un hombre llamado Joan de Eguiluz en La Habana, quien se convertiría en su amante y padre de sus descendientes, otorgándole así su apellido.
Cuando De Eguiluz vivía en Cartagena de Indias, había una población significativa de mujeres africanas esclavizadas y habitantes africanos en esta área. Mucha gente iba y venía, ya que Cartagena era una ciudad portuaria. Debido a la cantidad de personas que iban y venían a la ciudad, había un número considerable de curanderos y especialistas en rituales. También había una gran cantidad de enfermedades y dolencias que atravesaban la ciudad. Muchos de los curanderos intentaron crear curas para estas enfermedades. Sin embargo, españoles y criollos vieron a estas mujeres como la causa de epidemias y enfermedades. De Eguiluz aprendió sobre remedios y rituales para ayudar a sanar a otros.